Maracuyá, parchita, pasionaria o fruta de la pasión son algunos de los nombres de esta fruta que es cultivada en Argentina, Paraguay y en Brasil.
En la Argentina, en las calurosas provincias de Salta, Formosa y Misiones, el fruto se adapta perfectamente a las altas temperaturas, generando hasta 10 toneladas por hectárea.
Existen dos tipos comerciales: una amarilla y otra morada por fuera. Y otra variedad, que se puede ver en algunos jardines: crece una enredadera con una hermosa flor que recuerda por su morfología a la Pasión de Cristo- de allí su nombre de fruta de la pasión o pasionaria-.
Si bien el fruto de esta última es comestible, difiere bastante en sabor a las del tipo comercial y tal vez es mas ornamental por sus bayas de color naranja intenso.
El maracuyá provoca amores u odios, no admite medias tintas.
Su sabor es ácido y dulce cuando su cáscara está marchita, oscura y parece que ya no sirve, pero a la vez es refrescante y sutil.
Para hacer un excelente postre, mezclarlo con el chocolate blanco – justamente por el contrario- generan un matrimonio perfecto hasta que la muerte los separe.
Sin duda, esta fruta tropical despierta pasiones ocultas, a no perdérselas…….
Recomiendo como una receta sencilla, cortar el maracujá y acompañarlo de un buen trozo de chocolate blanco sólido o derretido en una fondiú, como para tener un postre mas que original y sorprendente en todo aspecto.
Postre sencillo – Maracujá, fruta de la Pasión
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